Continuando con el repaso a la nomenclatura que conforma nuestro Distrito, vamos a detenernos en la calle Beatriz de Ahumada, quien fuera la madre de Santa Teresa y cuya calle se encuentra en la Barriada dedicada en nuestro Distrito Cerro-Amate a su hija Santa Teresa de Jesús.
En el reino de las Españas, la Boda más sonada del siglo XVI no fue la del Emperador Carlos V ni la de su hijo el rey Felipe II, sino la de dos humildes hidalgos, uno nacido en Toledo y la otra en Olmedo.
Don Alonso Sánchez de Cepeda había quedado viudo, en Ávila, hacía dos años. Doña Beatriz de Ahumada era una jovencita, hija de Don Juan de Ahumada y Doña Teresa de las Cuevas, nacida en la villa amurallada de Olmedo. La niña tenía 14 años.
El padre de Doña Beatriz había fallecido prematuramente, dejando a la viuda con seis hijos. Dos de ellos, Sancho y Antonio, fueron a la guerra de Nápoles y lucharon a las órdenes del Gran Capital en el invierno de 1503. Otras dos hijas, Juana y María, también fallecieron muy jóvenes. La jovencita de Olmedo venía por Ávila a consolarse con sus primas del linaje de los Tapia y del Peso. A la vez, pasaba por la aldea de Gotarrendura, a cinco leguas de la ciudad de Ávila, en la que su padre poseía grandes extensiones de terrero cultivable y ganados y una casona de labranza. Era como su segunda residencia. Los del pueblo la llamaban y la siguen llamado “el palacio” de los de Ahumada.
En una de esas visitas a la ciudad amurallada se encontraron Don Alonso y Doña Beatriz. A pesar de llevarse quince años, se enamoraron e inmediatamente se casaron. Como sigue siendo costumbre aún hoy día, también entonces la boda se celebraba en la parroquia de la novia, aldea de Gotarrendura.
Por entonces, a principios del siglo XVI, había dos modalidades de contraer matrimonio los católicos, igualmente aprobadas por la iglesia. Unos se casaban privadamente, en casa de la novia, delante de los padres. Si eran los de la novia, la madre sentada pedía a los contrayentes arrodillarse delante de ella, y les cogía las manos de los dos entre las suyas propias, invocaba la protección de Dios, les pedía el consentimiento, y les daba su bendición. Otras veces se hacía lo mismo, pero con más solemnidad, delante de un sacerdote amigo, o un canónigo u obispo. Por eso los historiadores no aciertan con la fecha exacta de la boda de los padres de Santa Teresa de Jesús y menos con la ceremonia. Sin embargo, el 14 de noviembre de 1509, fue el día en que se formalizó la carta de arras.