El día 20 de junio del 2012, Carlos Calderón Arias, se encontraba en la playa disfrutando de sus merecidas vacaciones junto a su esposa, cuando avistó a unos bañistas que se encontraban en apuros en una zona conocida por sus peligrosas corrientes.
Por desgracia su intento de salvar a los bañistas irlandeses, terminó con el fatídico suceso de su fallecimiento.
Sus compañeros de profesión alaban su labor profesional, admiración y dedicación al Cuerpo de la Policía Nacional al que pertenecía, y en el que estaba especilizado en robos con intimidación y violencia.
No puedo menos que al cumplirse seis meses de su fallecimiento, escribir estas líneas de homenaje dedicadas a él, y en especial a su familia, vecinos de la Bda. de Santa Aurelia, expresándoles mi más sincero pésame y agradecimiento porque dar la vida por los demás, es el amor más grande que existe.
Un fuerte abrazo a su esposa y toda su familia.